miércoles, 19 de octubre de 2011

John Galt al habla


EL ferrocarril, con su simbolismo
juega un importante papel en
la novela
En la segunda parte de La rebelión de Atlas, y a lo largo de 61 páginas, prácticamente todo el capítulo titulado "John Galt al habla", Ayn Rand (1905-1982) expone lo que será su filosofía: el Objetivismo. Se trata de un discurso pronunciado en la radio por J. Galt. La propia autora confesó que invirtió bastante tiempo en su redacción. Y no lo dudo.

Sirviéndose de técnicas de la literatura admonitoria, profética; con oraciones cortas, sentenciosas y contundentes, intenta sintetizar toda la ideología que alienta La rebelión... y sus novelas anteriores. Evidentemente, se repite en muchas ocasiones, pues su intención es didáctica, persuasiva, pero toca todos los palos que le interesan. También se puede tachar de pegote inverosímil a un discurso radiado a toda la nación de tres o cuatro horas de duración, al más puro estilo castrista. Pero esa fue una elección de A. Rand que en nada empaña el sentido último de la obra.

Franklin D. Roosevelt (1933-1945)
Harry S. Truman (1945-1953)
Quisiera destacar la rendida admiración de Rand por el país que la acogió, aunque se percibe su disconformidad con la deriva socializante de los gobiernos sucesivos de los demócratas Franklin D. Roosevelt (1933-1945) y Harry S. Truman (1945-1953), durante los cuales se gestó y redactó La rebelión de Atlas (1957). Esta admiración o agradecimiento no es muy común entre aquellos que se refugiaron en Estados Unidos huyendo de las tiranías nazi y soviética.

Sobre la moral, el conocimiento y la realidad

"Aprended a distinguir la diferencia entre errores de conocimiento y quebrantamientos de la moralidad. Un error de conocimiento no es una falta moral, siempre y cuando os mostréis dispuestos a corregirla; sólo un místico juzgará a los seres humanos según la norma de una omnisciencia imposible y automática. Pero un quebrantamiento de la moralidad es la elección consciente de una acción que sabéis mala, o la voluntaria evasión del conocimiento, una suspensión de la vista y del pensar. Aquello que no conocéis no resulta acusación moral contra vosotros; pero lo que rehusáis conocer es una cuenta infamante que va creciendo en vuestra alma. Podéis permitiros cuantos errores de conocimiento queráis; pero no perdonéis o aceptéis ningún quebrantamiento de la moralidad. Otorgad el beneficio de la duda a aquellos que ansían saber; pero tratad como asesinos potenciales a quienes, con insolente depravación, os formulan exigencias, proclamando no poseer ni buscar razones; afirmando que "sólo las sienten", o a aquellos que rechazan un argumento irrefutable diciendo: "Sólo es lógica", lo que significa: "sólo es realidad". El único reino opuesto a la realidad es el reino y premisa de la muerte" (P. 1093)

Sobre la propiedad y su defensa

"La fuente de los derechos de propiedad es la ley de la causalidad. Toda propiedad y todas las formas de riqueza son producto de la mente y el trabajo del hombre. Del mismo modo que no pueden existir efectos sin causas, tampoco puede existir la riqueza sin su fuente: la inteligencia. Pero no puede forzarse a la inteligencia a trabajar. Quienes poseen la facultad del pensamiento, no trabajarán por obligación, y si lo hacen no producirán mucho más que el precio del látigo necesario para mantenerles en la esclavitud. No podéis conseguir los productos de esa mente, excepto cuando su propietario consiente en utilizarla por trato o por aceptación voluntaria. Cualquier otra política humana hacia la propiedad del hombre es política de criminales, no importa cuál sea su número. Los criminales son salvajes que actúan a corta distancia y que mueren de hambre cuando su presa consigue escapar, del mismo modo que vosotros os morís de hambre hoy día. Vosotros, los que creéis que un crimen puede ser "práctico" si el gobierno decreta que robar es legal y resistirse ilegal.
La única misión adecuada de un gobierno es proteger los derechos humanos, lo que significa proteger al hombre de la violencia física. Un gobierno adecuado es sólo un policía que actúa como agente de la defensa humana, y como tal, sólo puede recurrir a la fuerza contra quienes empiecen a hacer uso de ella. Las únicas funciones propias de un gobierno son: la policía para protegeros de los criminales; el ejército para protegeros de los invasores extranjeros y los tribunales para proteger vuestra propiedad y contratos de quebrantamientos por fraude, y arreglar disputas mediante reglas racionales y según una ley objetiva. Pero un gobierno que inicie el empleo de la fuerza contra hombres que no imponen a nadie, el empleo de la coacción armada contra víctimas indefensas, es una máquina infernal de pesadilla, diseñada para aniquilar la moralidad; tal gobierno invierte su propósito y del papel de protector pasa al de enemigo mortal del hombre; del papel de policía, al de criminal investido del derecho de la violencia contra víctimas privadas del derecho a la autodefensa. Semejante gobierno substituye  la moralidad con la siguiente regla de conducta social: podéis hacer lo que queráis a vuestro prójimo, siempre que vuestros medios sean más fuertes que los suyos" (P. 1096-1097)

Sobre los "saqueadores"

"Hablo a quienes desean vivir y recuperar el honor de su alma. Ahora que ya sabéis la verdad acerca de vuestro mundo, dejad de apoyar a vuestros destructores. El mal que os aflige sólo ha sido posible por vuestra aprobación del mismo. Retiradla. Retirad vuestro apoyo. No intentéis vivir según las condiciones de vuestros enemigos ni ganar en un juego del que ellos establezcan las reglas. No busquéis el favor de quienes os han esclavizado; no solicitéis limosna a quienes os robaron, ya sea en forma de subsidios, de préstamos o de empleos; no paséis a figurar en su grupo para resarciros de lo que han robado, ayudándoles a robar a vuestro prójimo. No es posible esperar, conservar la propia vida, aceptando sobornos que condonen la propia destrucción. No os esforcéis en obtener beneficios, triunfos o seguridad, al precio de un gravamen sobre vuestro derecho a la existencia. Semejante gravamen no puede ser pagado; cuánto más dinero entreguéis, más os exigirán; cuanto mayores los valores que anheléis o consigáis, más vulnerables seréis. El suyo es un sistema de chantaje blanco, ideado para dejaros sin sangre, pero no por vuestros pecados, sino valiéndose de vuestro amor a la existencia.
No intentéis elevaros sobre las condiciones de los saqueadores o ascender una escalera sostenida por ellos. No permitáis que vuestras manos toquen el único poder que les mantiene en el mismo: vuestra ambición de vivir... Puesto que sois cautivos, actuad como tales; no les ayudéis a pretender que sois libres. Convertíos en ese silencioso e incorruptible enemigo al que temen. Obedeced cuando os fuercen a ello, pero nunca de manera voluntaria. No deis un paso por propia iniciativa en su dirección, ni expreséis un deseo, un ruego o un propósito. No permitáis que el atracador asegure actuar como amigo y bienhechor vuestro. No ayudéis a vuestros carceleros a creer que su cárcel es vuestro estado natural de existencia. No les ayudéis a desfigurar la realidad. Esa desfiguración es el único dique que contiene su secreto terror, el terror de saber que no están en condicones para vivir; eliminadlo y dejad que se ahoguen; vuestra aprobación constituye su único salvavidas...
Cuando el Estado de los saqueadores se hunda, privado de sus mejores esclavos; cuando su caída le reduzca a un caos impotente, como las naciones de Oriente corroidas por el misticismo, y se disuelva en pandillas de ladrones, luchando por robarse entre si; cuando los abogados de la moralidad del sacrifico perezcan junto con su ideal, aquel día nosotros volveremos" (P. 1100-1101)

Sobre los Estados Unidos


"Este pais, producto de la razón, no podía sobrevivir a la moralidad del sacrificio. No ha sido levantado por hombres que buscaran la propia inmolación o la ayuda de nadie. No puede vivir basándose en esta mística separación que ha divorciado el alma humana de su cuerpo; no podía alentar según la mística doctrina que condenaba a la tierra como mala y a los que triunfaban en ella como seres depravados. Desde el principio este pais constituyó una amenaza para el antiguo gobierno de los místicos. En la brillante explosión del cohete de su juventud, esta nación desplegó ante un mundo incrédulo toda la grandeza posible al hombre y la felicidad alcanzable en la tierra. Había que elegir entre una cosa y la otra: América o los místicos. Los místicos lo sabían y vosotros también. Les dejásteis infectaros con la adoración de la necesidad y este pais se convirtió en un gigante de cuerpo, con un enano pedigüeño como alma, mientras su alma verdadera quedaba enterrada para trabajar y alimentaros en silencio, sin nombre, sin honor, totalmente negada..." (P. 1095)


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