jueves, 22 de septiembre de 2011

Jean-François Revel sobre los intelectuales

Estoy manejando la 3ª edición (1989), cuya
traducción es francamente mejorable
En el capítulo 12 de "El conocimiento inútil", Revel hace un estupendo análisis del intelectual, ya sea científico, pensador, teólogo o periodista. Poniendo en la paleta a Bertrand Russell o Günter Grass, pasando por Einstein, Joliot-Curie, Alger Hiss, Joseph Comblin y Leonardo Boff, entre otros muchos, elabora el gran cuadro de la defección del intelectual contemporáneo, de la dejación de su responsabilidad y de la malversación de un caudal de conocimiento que no se había dado con anterioridad en la historia.

Sería absurdo resumir en pocas líneas los datos aportados por el autor francés, pues se trata de rápidas pinceladas (no pensemos en las extensas biografías que recoge Paul Johnson en "Intelectuales") trazadas muy a menudo con humor e ironía, y siempre con una extraordinaria lucidez y valentía.

Dejo aquí algunos pasajes del capítulo titulado "El fracaso de la cultura".


"La gran desgracia del siglo XX será haber sido aquel en que el ideal de la libertad habrá sido puesto al servicio de la tiranía, el ideal de la igualdad al servicio de los privilegios, todas las aspiraciones, todas las fuerzas sociales comprendidas en un principio bajo el vocablo de "izquierda" enroladas al servicio del empobrecimiento y del avasallamiento. Esta inmensa impostura ha falseado todo el siglo, en parte por culpa de algunos de sus más grandes intelectuales. Ha corrompido hasta los más mínimos detalles el lenguaje y la acción políticos, invertido el sentido de la moral y entronizado la mentira en el centro del pensamiento" p. 294-295

"....querer cambiar por la fuerza una sociedad, de una sola vez, ignorando deliberadamente lo que es, constituye un comportamiento que supone, para existir, la sumisión de la inteligencia a la omnipotencia de la ideología" p. 315

"... solo tenían derecho a protestar contra la esclavización del pueblo polaco los que anteriormente habían apoyado a los autores del mismo, mientras que los que no tenían ningún derecho eran los que nunca habían sido sus cómplices. Los que han tenido el monopolio del error quieren reservarse también el monopolio de la rectificación del error. Además, lo presentan menos como una rectificación que como una "evolución", como la toma en consideración de elementos nuevos, para "salvar lo esencial""  p. 317

"...hemos visto muchas veces cómo el intelectual declina, en general, toda responsabilidad de las consecuencias prácticas de sus afirmaciones y también, tanto como es posible, toda obligación de prueba en la misma elaboración de su convicción" p. 319

"... lejos de corregir los defectos de nuestra civilización, los intelectuales los acentúan. Lejos de ser los médicos de nuestra enfermedad, son más bien sus síntomas. Lo que funciona mal en los intelectuales revela lo que funciona mal en toda la civilización. Ellos aumentan las características" p. 329

"Si los hombres del saber tienen una mayor responsabilidad que los demás en el fracaso de la cultura -es decir, en la negativa a hacer servir para el análisis y la toma de decisión  las informaciones de que disponen- no es menos cierto que ese fracaso ha sido posible en última instancia a causa de la pasividad de todos los demás hombres, cuyo miedo a saber llevaba al deseo de ser engañados. Pero lo menos que se puede decir es que los intelectuales, en general, no hicieron gran cosa para hacerlos salir de su engaño" p. 330

"La lucidez retrospectiva y la valentía retroactiva son una de las formas del conocimiento inútil" p. 331

"¿No es desconcertante y preocupante... que una de las bestias negras de los intelectuales desde hace tres siglos haya sido lo que ellos llaman, peyorativamente, el individualismo? Salvo un puñado de ellos, consideran también ... la libertad individual como un enemigo personal. Pero ¿no debería ser al contrario? ¿No es la cultura el medio, para cada uno de nosotros, de conquistar la autonomía de juicio y de la opción moral? ¿No debería ser el pensador el que nos precediera y nos abriera camino en la conquista de la autonomía? ¿Por qué, en vez de enseñarnos a ser libres, se vuelve contra nosotros y quiere someternos al sistema que él ha concebido?...lo que la mayoría de los intelectuales... llama el triunfo de la cultura es la facultad de imponer sus concepciones a todos los demás hombres, y no la de liberarlos intelectualmente, poniendo a su disposición los medios de pensar por ellos mismos de manera original. Si la mayoría de los intelectuales que viven en las sociedades liberales odian esas mismas sociedades liberales, es porque éstas les impiden apropiarse enteramente de la dirección del prójimo" p. 334

"En la civilización liberal cada intelectual no es más que un individuo que se dirige a otros individuos, los cuales son libres de escucharle o de no hacerle caso, de aprobarle o desaprobarle. Cada día, el trabajo de persuasión del público debe empezar de nuevo. !Qué fatiga y qué angustia¡ ¿Quién de entre nosotros no ha soñado en trocar esta precariedad por la comodidad de un Lyssenko, de un Heidegger, recibiendo el apoyo del aparato del Estado para neutralizar a todos los contradictores?" p. 338


Jean François Revel (1924-2006)

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